Después de un enorme esfuerzo para movilizar a los aletargados, olvidados y desencantados, ahora se oye la “orden” de quedarnos en casa y seguir viviendo nuestras vidas normales, como si el año 2002 se hubiese borrado.
Sáquennos del sofá y pónganse tras de nosotros. Quizás eso es lo que falta.